Origen de La Murga

0

La palabra murga tiene su origen en España, en el Carnaval de Cádiz. Llega a Uruguay en 1906 con un grupo de cantantes y actores teatrales, principalmente andaluces, llamado “La gaditana”

Hacia 1906, de España se trasladó al Río de la Plata la que sería considerada la primera murga en tierras sudamericanas: se trataba de una compañía de zarzuela que sorprendió con sus coplas satíricas y picarescas en la ciudad de Montevideo (aunque se cuenta que, ante la falta de público en el hotel Casino -donde realizaban sus funciones-, sus integrantes salieron a la calle a actuar, y fue allí donde finalmente tuvieron éxito). A la manera gaditana, cada murga montevideana hace su aparición en los tablados, pequeños escenarios que suelen levantarse en los clubes de barrio y que convocan, aún hoy, a centenares de personas cada noche. Platillosbombo y redoblante marcan el ritmo de letras escritas para la ocasión y que recuerdan hechos ocurridos durante el año finalizado. Presentaciones, cuplés, salpicones y retiradas son las formas musicales que toma esta representación del carnaval. Pero, además de las murgas -que invaden la ciudad durante 40 días- la festividad montevideana cuenta con una ceremonia de expresiva autenticidad: las llamadas, manifestaciones en que, bajo la cadencia del candombe, bajan los habitantes de los barrios negros y se llaman entre ellos, juntándose y desfilando por ciertos sectores de la ciudad. La ceremonia ocurre el primer viernes de cada mes de febrero, en horas de la noche. En estas llamadas participan las Sociedades de Negros y Lubolos blancos que se pintan de negro.

La murga uruguaya, manifestación dramático-musical polifónica y de integración tradicionalmente masculina, surgió en el carnaval de Montevideo a fines del siglo XIX, a partir de diversos aportes hispánicos, en especial el de las murgas de Cádiz. En la actualidad el carnaval es la mayor fiesta popular de Uruguay y en él la murga y el candombe conforman las manifestaciones culturales más representativas.

El carnaval mundano es responsable definitorio de la cultura que se exhibe, se refleja y se festeja como identidad nacional. La “época de carnaval” se extiende desde fines de enero hasta marzo pero sus actividades se “practican” a lo largo de todo el año a través de talleres, eventos oficiales, festivales y, espontáneamente, en los barrios.

La importación, desde España, por parte de los primeros pobladores de Montevideo, de prácticas medievales tales como tirarse con huevos frescos o vaciados y rellenados con agua, dio origen a los festejos de carnaval. Los sucesivos intentos oficiales de “racionalizar” estas prácticas comenzaron a fines del siglo XVIII, cuando se puso fin a estos festejos generalizados, privilegiando las representaciones artísticas que, ya en esa época, habían pasado a ocupar el centro de atención del público montevideano

La población carabana a fines del siglo XX estaba caracterizada por dos rasgos sobresalientes que incidían directamente en sus formas culturales: “la temprana urbanización y la europeización de hábitos y mentalidades a través de la inmigración”. De ahí la presencia de los modelos europeos de festejos de carnaval.

La palabra murga tiene su origen en España, en el Carnaval de Cádiz. Llega a Uruguay en 1906 con un grupo de cantantes y actores teatrales, principalmente andaluces, llamado “La gaditana”. La historia relata que ese grupo teatral, al no poder convocar suficiente público en sus funciones, salió a recorrer las calles montevideanas marchando y haciendo chirigotas. Al año siguiente una agrupación del carnaval uruguayo se autodenominó “murga La gaditana que se va”, para parodiar lo acontecido con los artistas españoles. Luego surgieron otras agrupaciones que adoptaron nombres muy graciosos como Don Bochinche y Compañía, Formale el cuento a la vieja, Tírame la punta del naso, Domadores de suegras, Salimos por no quedarnos en casa, Los peludos terribles, Amantes al salamín, Escuela de Tiburones y Asaltantes con Patente, entre otros. Estas primeras agrupaciones, integradas por seis o siete miembros, adoptan el recurso del contrafactum, propio de la música religiosa de raíz popular, muy presente en la historia musical española y en particular en el modelo de carnaval gaditano, consistente en seleccionar una determinada música ya existente para crear, a partir de ella, textos diferentes a los originales. Se modifican las letras en tono picaresco y se utilizan instrumentos de viento fabricados con cartón. El número de componentes fue creciendo lentamente y se comenzó a utilizar el bombo, el platillo y el redoblante. Esta innovación fue obra de José “Pepino” Ministeri quien también impuso la vestimenta del director con frac, levita y zapatillas.

A partir de ese momento se comienza a usar la palabra murga en lugar de “mascaradas”, siendo reconocida como nueva categoría en 1917. Al igual que la murga gaditana, se estructura en tres partes: la presentación o saludo, el cuplé -una especie de pequeña pieza teatral cantada- y la retirada. Fragmentos de las presentaciones y las retiradas forman hoy parte del patrimonio cultural nacional, estando tan socializadas como el “arroró” o el himno nacional.

A esta estructura que se mantiene inalterable, se le irán incorporando, posteriormente, elementos del candombe así como un sinfín de ritmos, básicamente afroamericanos, que adaptados a la batería de murga (bombo, redoblante y platillos de entrechoque) adquieren nueva sonoridad. Una característica distintiva de la murga uruguaya es que no solo está pensada para desfilar, sino y fundamentalmente, para actuar sobre un escenario.

Asimismo el carnaval del Uruguay se diferencia de los habituales desfiles callejeros del resto del mundo porque está concebido básicamente como un gigantesco festival de teatro al aire libre que convoca a decenas de miles de personas. El inicio de la fiesta está marcado por el desfile o corso que se realiza por 18 de julio, la principal avenida de Montevideo. En la actualidad, a lo largo de dos kilómetros, más de tres mil artistas desfilan frente a una multitud de espectadores que los siguen vibrantes desde la vereda y para varios cientos de miles que lo hacen a través de los televisores de sus casas. El corso está integrado por las agrupaciones carnavaleras típicas como las murgas, los negros lubolos, los parodistas, los humoristas y las mascaradas musicales, además de los carros alegóricos que transportan a las reinas del Carnaval, seguidos de cabezudos (unas cabezas de dos metros de altura hechas de papel prensado y pintadas con llamativos colores). Este desfile es sólo el comienzo. Pocos días después, por las calles de los tradicionales barrios Sur y Palermo, tiene lugar el desfile de Las Llamadas, la fiesta máxima de la colectividad negra de Uruguay. Allí, unos dos mil artistas, que cada vez suman más población blanca, recrean una fiesta con raíces africanas que se viene haciendo desde la Colonia.

El carnaval uruguayo se distingue, entonces, porque además de incorporar las festividades africanas de los lubolos, luego de desfilar en las calles, se traslada a los escenarios de los barrios, en donde se instala durante casi dos meses. Las agrupaciones carnavaleras participan asimismo de un concurso oficial auspiciado por la Intendencia Municipal de Montevideo en el Teatro de Verano Ramón Collazo. (Fuente Wilkipedia)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *